
Si hay un cuadro que cualquiera identifica con Leonardo da Vinci es sin duda la "Gioconda" o "Mona Lisa". Esta pequeña pintura sobre una tabla se exhibe en el Museo del Louvre, París.
El cuadro en sí es todo un misterio. Se desconoce con certeza la fecha exacta en la que fue pintado y la identidad de la modelo.
Tradicionalmente la obra ha recibido el nombre de la Gioconda, haciendo referencia, según la tesis más aceptada, a la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, cuyo verdadero nombre era Lisa Gherardini, de donde vendría su otro nombre: Mona (señora, del italiano antiguo) Lisa.
A pesar de eso no hay documentación que pueda confirmar esta tesis y varios estudios han apuntado a otras posibles candidatas de la corte de Ludovico Esforza, duque de Milán, para el que trabajo durante un largo periodo de su vida.
Si esta obra fue un encargo, lo que sabemos es que nunca fué entregada, ya que acompañó a Leonardo durante toda su vida, hasta su lecho de muerte en la corte francesa.
Cuando hace unos años leí "El Código da Vinci" me sorprendió una alusión a que La Mona Lisa era un autorretraro travestido del propio Leonardo. Desde luego se trata de una idea curiosa pero ¿qué les llevo a proponer esta hipótesis?.
Buscando algo más de información, la propuesta se basa en que existe un autorretrato de Leonardo, de avanzada edad, cuyo rostro comparte una estructura virtualmente idéntica . Probablemente ese retrato muestre la imagen más reconocible de Leonardo que todos conocemos.
Al empezar a comparar ambos retratos, nos topamos con un primer problema: los retratos están orientados en sentido contrario. Si bien esto podría descartar de plano la propuesta, nos encontramos con que si en un pintor la orientación carece de importancia, ese es Leonardo. Como es bien sabido, Leonardo combinaba textos escritos en un órden normal, con textos especulares, es decir como representados en un espejo. Parece por tanto la orientación no es motivo para descartar de partida esta hipótesis.
Si procedemos a superponer las dos pinturas, una vez que hemos reorientado una de ellas (el autorretrato), y ajustarlas en tamaño (sin modificar en lo más minimo las proporciones -alto y ancho-) nos encontramos efectivamente con que ambos rostros encajan perfectamente.
Para ilustrar el proceso mostramos a continuación las imágenes de partida para la prueba y una fusión parcial entre ambas (en el centro):
Mueve el control a derecha e izquierda para hacer la transición entre la Mona Lisa y el Autorretraro de Leonardo.
Realmente no podemos sacar grandes conclusiones de esto, a parte de la curiosidad que supone. La explicación de que sea un retrato de si mismo, podría ser una remota posibilidad, pero también que Leonardo utilizara un patrón común para sus obras. Habría que buscar coincidencias en otros retratos como la "Dama del armiño", "La virgen de las Rocas", etc, para comprobar si este patrón se repite en otras obras.
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Publicado por Moebius
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